Uno de los títulos más divertidos e irreverentes de este año es Bárbara Maravillas, la historia de una mujer y su ascenso meteórico. “Bárbara Maravillas es, además, el segundo libro de su autora, Marta Alonso Berná, que reflexiona sobre su trayectoria y el mundo del cómic que ha descubierto.
¿Qué es “Bárbara Maravilla”?
¡Hala! La pregunta más difícil, ahí, a bocajarro.
“Bárbara Maravilla” es un buen tebeo. Con él vas a pasar un buen rato. Fijo que caen unas risas. Y de paso te invita a pensar en algún que otro asunto que te incumbe.
¿Cómo nace la obra?
Mis historias tienen un largo proceso de maduración, tan largo que apenas me acuerdo de cómo me los inventé. Respondo con más detalle más abajo.
Bárbara vive una vida triste y gris. Trabajando en una aséptica oficina, conviviendo con una madre castradora que le recuerda que su nacimiento cerró de un golpe su prometedora carrera.
La personalidad de Bárbara está muy marcada por las circunstancias en las que se ha criado, la clase social (aunque ya no este de moda admitir que hay clases sociales), el autoconcepto de sus padres y las proyecciones que han hecho sobre su hija.
Hay un gran catálogo de formas de protegerse frente a lo desconocido, y quedarse bajo el ala de una madre toca pelotas es una de ellas.
Un accidente cambia su vida y Bárbara descubre su gran superpoder.
Tengo que puntualizar que, según yo, no lo descubre, sino que se ve arrastrada por él. De repente unas fuerzas internas le hacen comportarse de un modo completamente diferente. De moverse poco y pensarlo todo mucho pasa a la acción, que deja poco tiempo para pensar demasiado.
Podría decirse que Bárbara Maravilla es una historia de superhéroes apócrifa. No soy lectora de superhéroes, sin embargo hay algunos temas de esa imaginería que me llaman mucho la atención y he jugado con ellos, el concepto de salvar el mundo, la indumentaria distintiva… y cómo no: un superpoder que desencadena un cambio en tu vida.
A partir de este momento Bárbara comienza una escalada sin fin, en la que los hombres van cayendo a sus pies.
Spoilerrrrr
En la obra vemos una crítica poco disimulada a la sociedad de nuestra época, empezando por las farmacéuticas y llegando hasta el Vaticano.
Vale que cada uno tengamos que cargar con nuestra dosis de rabia, injusticia y resignación, pero al menos que podamos decirlo ¿no?
Como artista puedo señalar distintos focos de atención.
Hace tiempo alguien me explicó cuales eran los poderes que dominan el mundo, por circunstancias aquello se me quedó grabado. A lo largo de mi autoformación he estado particularmente atenta. Los he ido analizando y sintetizando según el funcionamiento particular de mi cerebro, y los he tratado en Bárbara Maravilla.
A pesar su imparable ascensión Bárbara mantiene el anhelo de ser amada por un misionero en Zambia.
Porque la gente está muy vinculada a los pensamientos que genera en las épocas más significativas de su vida. La adolescencia es una de esos periodos y ella se enamoró en esta época. Bárbara ha estado recreando su ideal de amor casi dos décadas. El rechazo también es un refugio cómodo que le sirve de excusa para no afrontar lo desconocido. Esta es su situación antes de que la invada el super poder. Luego la idealización de este tío se queda en su recámara simplemente porque lleva allí demasiado tiempo. Así es el amor, muy magnánimo visto desde dentro, con todo tipo de ornamentos y símbolos significativos. Puro azar visto desde fuera.
El humor está muy presente en cada página del libro.
No sé, es mi forma de ver el mundo la mayor parte del tiempo. He ejercitado mucho alejarme de las cosas. La distancia temporal diluye los sentimientos, que son lo que nos hacen aferrarnos a situaciones, personas o cosas. Gran parte de escenas de la vida, vistas desde lejos son muy graciosas. Somos algo patosos porque nuestros actos no están orquestados y nuestros intereses chocan constantemente. Otra cosa que nos hace ridículos es el grado de importancia que le otorgamos a los hechos y las manifestación que hacemos de ello… En fin que todo es bastante divertido después de todo.
El erotismo tiene un papel fundamental.
Es el hilo conductor de toda la trama. Me lo he pasado pipa dibujando esta parte. Y además no he usado referencias, todo esta dibujado de memoria, je, je.
En estos tiempos de corrección política resulta refrescante esa falta de pudor a la hora de contar la historia.
La corrección política tiene una acepción que me parece positiva: controlando el lenguaje se controla la expresión de las ideas, y de alguna manera consiguen transformarse las ideas en sí. Por ejemplo: referirse a las personas priorizando el color de su piel cuando tienen un color de piel distinto al tuyo. Si eso no se puede hacer porque te miran mal, al final dejas de decirlo y de algún modo dejas de anteponer el color de la piel a la idea de persona, y esta transformación te hace ser menos gilipollas.
Pero también hay una acepción negativa de la corrección política y es que puede llevar a silenciar las voces que no concuerdan con el sistema. Es en este punto donde se cae en la hipocresía de que si NINGUNO lo mencionamos TODOS fingimos que no está ahí.
Y precisamente cuando en un momento histórico hay que echar mano de la corrección política, sea de la clase que sea, es síntoma inconfundible de que están aumentando las desigualdades, de que se incrementa el número de gente que lo está pasando mal y de que hay que cambiar las cosas. El primer paso para detectar situaciones injustas es señalando que están ahí. Cuando hay agobio por la corrección política es que hay muchas cosas estructurales que se tienen que transformar, empezando por el lenguaje y estableciendo nuevos cimientos en la educación.
Cuando solo se pueden mencionar asuntos que no molestan a nadie, con los que todo el mundo está de acuerdo, por que si no se encienden los sentimientos, se pone en peligro la sociedad. Los sentimientos hay que domarlos con la lógica para que así se pueda vivir en grupo. La base de la sociedad es el diálogo. Es muy siniestro que haya gente que necesita estar rodeado de gente con la que concuerda en todo, rollo asociación de vecinos de comunidad sueca.
Yo entré en el mundo del cómic por la puerta del underground, y encontré un montón de ideas de las que nadie antes me había hablado, entre las que me sentía muy a gusto y me reafirmaban como persona, para mi territorio es libre. Eso es lo que me ha dado a mi el cómic y eso es lo que intento devolver. Si no quieres escuchar que se está diciendo aquí, no entres, pero hay grandes posibilidades de que hagas sorprendentes conexiones neuronales. El cómic ofrece una garantía, para mi, primordial: es un medio de comunicación movido por intereses vocacionales, ni económicos, ni políticos, la mayor parte de autores de cómic en todo el mundo no ganan dinero con el medio, ofrecen puntos de vista desinteresados. Y además hay gente muy culta porque es muy inquieta intelectualmente hablando.
Un rasgo significativo de “estos tiempos” es que se ha producido una sofisticación de la tecnología, que permite que la comunicación pública ya no sea unidirecional, es decir, desde los que tienen el dinero para comunicar sus ideas hacia los que solo tienen pasta para escuchar. El asunto se ha democratizado y ahora no hay que estar montado para decir lo que piensas y hacerte un público. Es un momento histórico, un punto de inflexión muy importante, comparable a la invención de la imprenta. También es una época de inseguridad, uno no sabe dónde agarrarse porque los antiguos parámetros se han quedado obsoletos y ya no funcionan. ¿Qué se puede decir en alto y qué no? Pero la transformación no incide tanto en que decir o no decir, sino en que ahora no puedes controlar ni el alcance ni la repercusión del mensaje. Las reglas del juego han cambiando y se requiere una revisión de la ética de la comunicación.
Digamos que ahora estamos expuestos a tres grandes grupos de información pública: a la información con el código de veracidad tradicional administrada según intereses económicos y políticos; a la información no formal, es decir, no contrastada, espontánea a partir de la experiencia y creencias “de la calle”; y a la información híbrida que es la tradicional formulada con lenguaje de la calle como estrategia para remediar las pérdidas de audiencia de los medios tradicionales, para llegar a más público, para ser más popular. Lo que es común a todas es que moldean nuestro sistema de creencias y nuestra conducta.
Conclusión se están produciendo fenómenos culturales muy interesantes a la vez que grandes cantidades de caca comunicativa flotan en todas las direcciones.
La clave está en la discriminación individual que hagamos de los datos.
Intento recurrir al conocimiento de gente que ha pensado mucho lo que está diciendo, que lo han contrastado, y han cribado sus sentimientos por el tamiz de la lógica. Igual que los sentimientos se contagian (estrategia básica para fomentar los conflictos), las inferencias inteligentes también. Para mi es importante exponerme a pensamientos estructurados y desinteresados sobre asuntos que llaman mi atención. Ya establezco un vínculo importante con este tipo de “productores culturales” porque comparto el mismo impulso natural por comprender de lo que hablan. Busco una responsabilidad por el conocimiento y la divulgación del mensaje.
Este es el esquema en el que baso mi ética como autora, y además soy consciente de que tengo una responsabilidad pública, ya que fabrico productos culturales. Escribo para adultos inteligentes que saben hacerse cargo de su sensibilidad. Mi ética es un producto de “estos tiempos” puesto que ha crecido aquí con las experiencias que he recolectado en sociedad.
Han pasado cuatro años desde tu último trabajo, “Recuerdos de Perrito de mierda”. ¿Cómo has afrontado este nuevo trabajo?.
“Bárbara Maravilla” ya estaba en mi cabeza antes de acabar “Recuerdos de Perrito de Mierda”, hay hasta una prueba física en las dos últimas páginas. Este personaje se me ocurrió hace mucho tiempo, me acuerdo que el primer boceto lo hice en una mesa de caoba que nos encontramos en la calle cuando vivía en Palma de Mallorca. Estuvo tiempo en la recámara y cuando me metí de lleno con “Perrito de Mierda” tuve claro que ese iba a ser mi segundo cómic.
Pero hubo una crisis después de mi primer tebeo como autora. Yo pensaba que sucedía algo grandioso después de publicar un cómic. Había trabajado muchísimo y por temas de funcionamiento del mercado, no había recibido la pasta justa por cada hora currando en algo tan especializado y que hace tan poca gente del planeta. Ya sabía que el tema de la pasta iba a ser así, pero esperaba recompensas jugosas que vinieran a partir de aquel esfuerzo, por ejemplo curros de ilustración. Mi idealización de “ser dibujante de cómic” chocó contra la realidad. Al principio probé con la ilustración infantil, mi razonamiento fue: si en cuatro páginas meto 24 viñetas me hago un álbum infantil en nada. Me hice dos álbumes infantiles. Me lo pasé guay, es decir aprendí un montón, pero a la hora de moverlo me encontré con un mercado saturado con sus propios códigos de acceso y me caí en que era empezar de cero, mala jugada. Comprendí que una de las ventajas de “Perrito” fue que ya estaba adentro, y además muy a gusto, y con buenos amigos y lo más importante, que es lo que Más Me Gusta Hacer. Respecto al tema de los trabajos de ilustración, y partiendo de la base de que la ilustración es un campo muy basto con códigos completamente diferentes según la especialidad y que además tiene poco que ver con el cómic, pues comprendí que nadie iba a darme nada por la cara, tenía que echarle horas a hacer un portafolio específico para el mercado al que quisiera llegar. Conclusión: caída del guindo. Toda contenta con aprender cuatro cosas de la vida a partir de la experiencia.
Respecto a la carrera de cómic, también aprendía a diferenciar (gracias a mi editor) algo fundamental a la hora de la estrategia, hay dos tipos de carrera una es la de oficio, en la que eres una pieza de un engranaje que viene desde arriba, estas inmerso en la industria y felizmente se suele vivir de eso y otra es la autoral, en el que consigues un público propio, y a veces también se puede vivir de esto, pero lleva su tiempo. Revisando a mis maestros todos tienen trayectoria autoral. Mi carrera es autoral y para ello lo suyo es que saque la pasta de otra cosa mientras dibujo lo que creo que tengo que dibujar. Así que hice el master de educación y me hice profesora de narración gráfica y he comprobado que me gusta enseñar los temas que me apasionan y aprendo un montón estructurando mis propios conocimientos para exponérselos a otras personas. Mientras vivía todas estas peripecias, buscaba la estética de Bárbara Maravilla y construía la historia. En octubre del 2016 me presenté a un concurso con las primeras 25 páginas terminadas, tal y como las podéis leer hoy en el libro, y lo entregué terminado a Astiberri en agosto del 2018. Tiene unas 155 páginas.
El dibujo cambia para adaptarse a esta nueva historia.
Para mi todo, el dibujo, el estilo literario, el control del ritmo narrativo, la forma de plantearse las viñetas etc… se tiene que supeditar al tipo de historia a la que te estás enfrentando. Esto lo he aprendido a lo largo de mi carrera con imágenes, antes hacía arte contemporáneo, lo aprendí más bien en aquella etapa. Lo que le da unidad y estructura a toda mi obra es que la he hecho yo, con mi personalidad y esto, la personalidad, es lo que lo acota todo, de una forma un tanto inconsciente además, en el sentido de que mi forma de entender el mundo no la puedo controlar.
Además tengo que añadir que me gustan los retos, necesito dibujar cosas que no tengo ni idea de cómo voy a ser capaz de resolverlas. Es uno de los grandes incentivos de hacer tebeos, puedes contar lo que sea que se te haya ocurrido, no hay barreras temporales, físicas, ni económicas: nada que sea ajeno a mi capacidad para expresar mis ideas.
Luego cuando me llega la hora de dibujar me meto en líos, tengo que forzar mucho las neuronas para resolver situaciones complejas, pero a diferencia de otras disciplinas, como el cine, la performance, soy mi propia jefa y no le debo nada a nadie.
La edición corre a cargo de Astiberri. ¿Cómo ha sido la colaboración?
Todo ha ido muy bien, muy fluido, todos los asuntos prácticos de la elaboración de un cómic me los han resulto a la primera. Estoy muy contenta. Ha sido un placer.
¿Proyectos?
Estoy con mi tercer proyecto como autora, ya tengo el título, la portada y he hilado la historia, estoy en fase de investigación gráfica para encontrar el lenguaje visual en el que voy a contarlo. De tiempos no sé nada aún. Una vez que doy con cómo van a ser la imágenes, que va de la mano de descubrir cuál va a ser el proceso de producción de la obra, la cosa irá mucho más ágil.
Links de interés:
• Entrevista a la autora por “Recuerdos de perrito de mierda”
Infame&Co