“Toda obra de arte debe responder a un compromiso ético y moral por parte del artista”. Entrevista a Fidel Martínez

Fidel Martínez es un autor comprometido con su obra, un creador que ha vivido en primera persona los cambios que el sector editorial ha vivido en los últimos tres lustros y que ha sabido reinventarse para seguir siendo fiel a si mismo. Con su última obra, “Sarajevo Pain” nos acerca a uno de los grandes conflictos de la Europa del siglo XX para mostrarnos que todas las guerras son siempre la misma guerra. Con el autor repasamos su trayectoria y procesos de trabajo.

¿Cuáles fueron las lecturas que hicieron que quisieras ser dibujante de cómics?

Durante mi niñez fueron los cómics de Spiderman publicados por Bruguera los que incentivaron mi interés por el medio y los que me animarían a dibujar mis primeras viñetas, pero sería la obra del norteamericano Frank Miller y los argentinos Muñoz y Sampayo la que durante mi adolescencia me decidiría a dedicarme a ello desde una perspectiva más profesional y ambiciosa en términos artísticos y creativos.

Comienzas a publicar en una época en la que las revistas cerraron su ciclo y en el que la época de la novela gráfica aún estaba por llegar. ¿Cómo recuerdas tus comienzos?

Ilusionantes, porque la autoedición, que es lo que estaba en boga por aquel entonces para autores principiantes como yo, gozaba de una libertad y frescura plenas. Las únicas limitaciones eran las impuestas por los escasos medios técnicos a los que teníamos acceso. Por lo demás, todo estaba permitido y era evidente un ánimo generalizado por la experimentación y la indagación en nuevos territorios inexplorados hasta ese momento, en el que empezaba a cobrar un especial interés el uso de las nuevas tecnologías. Fue, al mismo tiempo, mi toma de contacto con otros autores que tenían pretensiones similares a las mías. Gracias a ello mi experiencia se vio notablemente enriquecida y me supuso la ganancia de un puñado de buenos compañeros de viaje.

En ese momento voluntariosos francotiradores como Juanjo El Rápido o José Vicente Galadí apuestan por cabeceras como Tos o 2veces breve. En cabeceras similares das tus primeros pasos.

Recuerdo con especial cariño mi participación en el ya desaparecido “Como vacas mirando al tren”, un fanzine valenciano de vocación claramente transgresora bajo presupuestos artísticos, porque si no recuerdo mal sus miembros fundadores cursaron la carrera de Bellas Artes, en el que se vieron impresos trabajos de autores consagrados de la talla de Felipe Hernández Cava o Isidro Ferrer o de autores sobresalientes que han adquirido notoriedad con el tiempo como Pablo Auladell, Gustavo Rico o Juanjo El Rápido, por mencionar algunos. Con ellos y algunos otros tuve la inmensa fortuna de compartir páginas, y aunque no todos tuvieron una trayectoria posterior en el medio, su aportación siempre fue de una calidad indudable.

Mi colaboración en la revista ‘2veces breve’ sería posterior, cuando ya había publicado mi primera novela gráfica junto al guionista Jorge García.

En 2001 participas en el certamen Injuve, un escaparate ideal para los florecientes autores de la época.

Aunque ya conocía la experiencia de participar en concursos, lo que me atrajo de este certamen en particular era su indudable interés por promocionar trabajos de autores aficionados cuya obra mostrase cierta madurez, y cuya pretensión fuese la innovación o, al menos, prescindir de los habituales estándares del mercado. Por eso, cuando en mi primera participación me fue concedido un accésit, me sentí especialmente animado.

Pero lo que realmente hacía especial a esta convocatoria era que ofrecía la posibilidad de publicar en editoriales nacionales como vía para proyectar tu trayectoria desde un punto de vista profesional. Sin duda, se trataba de una iniciativa verdaderamente única y atractiva en el panorama del momento.

A raíz de la participación en el certamen conoces a Jorge García, guionista con el que conformarás los siguientes años un sólido tándem creativo. ¿Cómo nace la colaboración entre ambos?

Tras nuestra participación en la edición del año 2003, Jorge García, guionista y a la sazón otro de los autores cuya obra había resultado seleccionada en el certamen, se puso en contacto conmigo para preguntarme si estaría interesado en dibujar un proyecto de álbum que tenía entre manos. Por aquel entonces no estaba acostumbrado a colaboraciones con otros autores pero su propuesta me cautivó tanto que accedí. Y por si aún albergaba alguna duda al respecto, me proporcionó como muestra algunos guiones suyos de trabajos anteriores, de una calidad, un buen hacer y un talento indudables, que terminaron por despejar cualquier duda.

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